Fisioterapia

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¿Qué es la Fisioterapia?

También conocida como terapia física, es una disciplina de las ciencias de la salud occidentales que utiliza ejercicios terapéuticos y agentes físicos, ya sean naturales o artificiales, para conseguir distintos efectos en el cuerpo, que varían en función de lo que cada persona necesita. El objetivo último de la fisioterapia es facilitar el desarrollo, mantenimiento y recuperación de la máxima funcionalidad y movilidad de las personas, así como mejorar su calidad de vida.

Entre las técnicas principales que se utilizan de manera más habitual en los tratamientos de fisioterapia podemos encontrar: el ejercicio terapéutico, la terapia manual, los estiramientos,  la aplicación de vendajes, el uso del frío o el calor, la aplicación de distintos tipos de corrientes eléctricas o las técnicas invasivas como la punción seca.

La fisioterapia tiene un gran número de especialidades que se centran en distintas afecciones o grupos de personas concretos. Entre ellas, podemos encontrar algunas ramas de la fisioterapia como son: cardiorrespiratoria, pediátrica, geriátrica, musculoesquelética, neurológica, uroginecológica o deportiva.

Principales problemas tratados:

Fisioterapia

Tratamientos principales

Terapia manual

Es la más conocida. En ella, el fisioterapeuta utiliza sus manos para aplicar distintas fuerzas sobre el cuerpo del paciente, buscando efectos como la relajación muscular, la disminución del dolor o la mejora o aumento de la circulación. También incluye técnicas de drenaje, movilización de articulaciones, liberación de adherencias, etc. Una de sus principales ventajas es que no posee efectos secundarios.

Ejercicio terapéutico

Es el uso de ejercicios y estiramientos guiados por el fisioterapeuta y seleccionados específicamente para la patología de cada paciente, destinados mejorar el dolor, la fuerza, la elasticidad, la coordinación y la función general del cuerpo del paciente.

Vendajes

Consiste en el uso de vendajes elásticos o no elásticos que se utilizan principalmente para estabilizar o inmovilizar articulaciones tras una lesión, para dar estímulos de contracción o relajación a los músculos, para facilitar la reabsorción de líquidos y también se pueden utilizar de manera preventiva antes de la actividad física. Su efecto varía en función de la forma de aplicación.

Punción seca

Consiste principalmente en el uso de agujas similares a las utilizadas en acupuntura para estimular los puntos gatillo/contracturas de los músculos y conseguir así su relajación y la disminución del dolor que producen.

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Preguntas frecuentes

No necesariamente. En ocasiones, técnicas invasivas como la punción seca o algunas de las técnicas de presión que se utilizan durante la terapia manual pueden ser molestas o dolorosas, pero se suele trabajar dentro del umbral de dolor que resulta tolerable para el paciente.
La gran mayoría de los tratamientos que se utilizan en fisioterapia no son peligrosos, especialmente cuando son realizados por un profesional debidamente cualificado. Aquí juega un papel importante la comunicación entre el paciente y el terapeuta, ya que si la persona viene con alguna patología importante diagnosticada que pueda poner en riesgo su vida, es recomendable trasladar esta información al terapeuta por si fuera necesario tomar algún tipo de precaución.
Al igual que el resto de tratamientos, es segura siempre que sea realizada por un profesional debidamente cualificado. El fisioterapeuta desinfecta siempre la zona antes de la punción para evitar cualquier tipo de infección, utiliza agujas estériles de un solo uso y toma las precauciones necesarias para evitar otras estructuras y órganos cercanos a la zona de punción.
Dependiendo del problema a tratar, de los objetivos que se quieran conseguir y de la evolución de la patología, el fisioterapeuta dedicará mayor o menor tiempo a cada parte del tratamiento, reservando el tiempo de las sesiones para distintas terapias. En muchos casos, se dedicará inicialmente un mayor tiempo de las sesiones a terapias pasivas como la terapia manual, para luego dejar paso a un predominio de terapias activas como el ejercicio terapéutico.
Dependiendo del estado de la persona y del impacto que tenga la patología en su día a día, será necesario un número menor o mayor de sesiones hasta alcanzar la recuperación completa. Normalmente se realizan entre 1 y 3 sesiones por semana al iniciar el tratamiento y después se van espaciando hasta su conclusión. En ocasiones, se realizan sesiones de mantenimiento para prevenir la recidiva de ciertas patologías.